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mayo 05, 2011

EL PROYECTO MODERNO Y EL “PROYECTO” DE LA CULTURA EMERGENTE EN LIMA

1.- La cultura emergente

El “proyecto moderno” universaliza la manera particular en que occidente se valora, autopercibe y organiza, o como dice Nicolás Casullo, es una suerte de autoconciencia ”…que hace consciente la modernización del mundo” (Casullo 11), debido a que el mundo es la representación que nos hacemos de él. El proyecto de la modernidad se entiende así mismo como universalmente válido para todo hombre y todo pueblo, imponiéndose a otras culturas de manera coercitiva.

Un punto de partida para analizar los alcances de “proyecto” de la “cultura emergente”1 en Lima, es el formularse preguntas como ¿el proyecto moderno tiene o no categorías válidas para enfrentar el estudio del mundo periurbano de la cultura emergente?, o ¿es necesario elaborar nuevas categorías para entender la lógica de un proyecto no enunciado explícitamente?, poniendo en cuestión el hecho mismo, de ser necesario el construir un “proyecto” para la sociedad emergente.

En este ensayo las reflexiones sobre el “proyecto” moderno de la cultura emergente en Lima, me llevan a presentar una estructura alternativa a las empleadas convencionalmente para analizar la modernidad, manteniendo ciertas componentes y categorías comunes, y enunciando otras que no se ajustan a la lógica del mundo moderno, que caracterizan a la cultura emergente y se manifiestan en su “praxis del progreso”. Un enfoque como el que se pretende no se centra en la en la definición del sujeto social urbano, sino en el colectivo como unidad de análisis, confrontando el “discurso”(4) de las libertades y el civilizatorio, con la praxis del progreso. Establecer como unidad de análisis lo colectivo nos acerca a entender la sociedad como un proceso que registra aspectos no impregnados necesariamente en el sujeto social, presentándonos una lógica divergente de la concepción moderna de lo individual.

1.1 Definiciones preliminares

El estudio de la cultura emergente en Lima, nos permite describir su proyecto y ensayar interpretaciones alternativas al proyecto moderno. Con el término de “cultura emergente” me refiero a la cultura híbrida que resulta del proceso de migración del hombre andino que va del campo a la ciudad. La hibridización es la quiebra y mezcla, del orden y organización de los sistemas culturales y la desterritorialización de los procesos simbólicos, generando una mutación integral en el hombre andino migrante, que lleva a la construcción progresiva y lenta de una nueva ciudad “emergente”, culturalmente distinta con maneras diferentes de administrar su territorio y arquitectura.

La cultura emergente es el resultado del proceso de urbanización de la cultura agraria, sustentada en la ruptura de la identidad, fundada en su tradición. La modernidad nunca instalada del todo en el Perú, generó un nuevo proyecto para el sector social trasgresor de la tradición y generador de una nueva identidad, sostenida en sus raíces andinas y su alienación moderna. La marginación fomentada por la cultura hegemónica es un instrumento para reprimir, retrasar o extinguir esa identidad naciente en la cual el migrante es un transformador siempre fundacional, al que no le es imprescindible la seguridad de la tradición, para construir un proyecto valorando el futuro inmediato y concreto como sucesión.

La migración para Franco es el acto o proceso fundador de la “otra modernidad” en el Perú, siendo el sujeto moderno la “plebe urbana”, denominación de la categoría que sugiere un tono, por lo menos despectivo, razón por la cual haré uso del término “cultura emergente” o “sector social emergente”, asumiendo en parte la terminología que adpota Eduardo Arroyo cuando habla del “cholo emergente”, no en el sentido peyorativo que las clases dominantes han dado a ese término, sino refiriéndose al hombre andino ajustado a un nuevo espacio en medio de nuevas relaciones “…Este cholo emergente era la síntesis viviente de una cultura urbana” (Arroyo 80).

Una distinción terminológica como la limeñidad, servirá a Eduardo Arroyo (5) para hacer formulaciones de mucho interés. La limeñidad para Arroyo es fundamentalmente una ideología, diferenciando la “vieja noción de limeñidad” que deja de ser un proceso cerrado, de verdades afirmadas por siempre, con un incesante proceso de demolición y construcción simultáneo. Arroyo denominará la “cultura chola” como un proyecto con voluntad de ser, donde el sujeto urbano es producto de diarias decisiones con un presente permanente; y el proceso de “cholificación” lo definirá como el paso “…de campesino a obrero que dada la incipiente industrialización, la gran mayoría autocreó sus formas de supervivencia popular urbana, impulsando el comercio ambulatorio” (Arroyo 79).

1.2. La cultura emergente y su relación con la sociedad contemporánea.

Considero importante advertir mi discrepancia con quienes ensalzan la apología de la individualidad y el fin de las clases sociales, inspirada en las visiones posmodernas. En mi opinión, el sentido por lo colectivo no ha sido cancelado, sino que la sociedad contemporánea asiste a una redefinición de organizaciones sociales que atraviesan transversalmente el actual orden social, generando la conformación de nuevos grupos de poder, como por ejemplo (en orden aleatorio) las etnias, la cultura, el género femenino, el conocimiento, los nuevos modos de producción, los informales, la pequeña y micro empresa, entre otros. Algunos de estos cambios, explican por ejemplo la crisis actual de los, cada vez menos representativos, partidos políticos en el Perú, o en Sudamérica, el surgimiento del Proyecto Quechua – Aymara, sustentado en las bases culturales de un grupo étnico contestatario a la exclusión del proyecto moderno.
1.3. La cultura emergente en Lima

La migración social iniciada en los 50 es reconocida para Franco como un proceso fundamentalmente nuevo y distinto, pues los migrantes de los 50 en adelante son un contingente masivo, y como el mismo señala: “…provinieron en su vasta mayoría de las comunidades campesinas y de las familias de siervos, peones y yanaconas de las haciendas situadas en las provincias mas pobres, en los valles interandinos y en los pisos ecológicos más altos de los Andes” (Urbano 193,194).

La ruptura de la sociedad rural se ha explicado con la migración, a partir del proceso de modernización, como un efecto del poder atractivo de Lima por la aparición de la industria y sus expectativas. También se ha visto como la expulsión de la sociedad rural, en razón del conflicto de crecimiento demográfico de la población andina y la escasez de las tierras distribuibles, a lo que debemos sumar los rigores extremos de la servidumbre campesina.

La fundación de la “cultura emergente” se ha basado en la ruptura de la sociedad rural, en la liberación de la subjetividad campesina y provinciana de los lazos de la tradición, modificando la percepción del territorio, construyendo la cultura del camión interprovincial, implementando la experiencia moderna del partir y del llegar, acercando lo lejano y desconocido, que en términos del andino migrante, lo expresa en la frase “aquicito no más”. El tiempo se convierte en un instrumento, adquiriendo una conciencia simultánea que funde el pasado con el futuro en una experiencia permanente y presente. Su visión prospectiva es inmediata y concreta, pues el pasado cede lugar al futuro, pero no al futuro en el sentido moderno, sino como “mañana”.

En la sociedad limeña existe un velado carácter dialéctico de confrontación entre la clase dominante y el sector social emergente, expresado en la expansión cultural que ejercen de manera recíproca ambos sectores sociales. La cultura emergente, en clara desventaja, se desarrolla a contrapelo de la cultura hegemónica, superando sus resistencias y oponiendo a la marginación y el racismo, valores como el “orgullo” por su territorio natal, lo cual no significa que el origen de una, este construida en la antípoda de la otra. Otros enfoques como los de Carlos Franco, resultan esquivos frente al tema, pues presentan al migrante en una actitud conciliadora, como alguien que no invade la ciudad, sino que una vez verificada la mayor posibilidad de internarse en ella, la ensancha, desplazándose y desarrollándose en sus márgenes. Este ensanchamiento al que se refiere Franco es la aparición de las barriadas, como un híbrido entre lo moderno y lo andino, definido más francamente en el ámbito urbano, por el arquitecto Jorge Burga Bartra como “invasión periférica” en la cual se articula la imposición del modelo de la urbanización, con la aspiración de seguir con la arquitectura de los sectores medios y ricos como fue la casa chalet.
2. Algunos aspectos de la cultura emergente

2.1. Aspectos culturales

La construcción de la cultura emergente es fundamentalmente cultural y ha sido asumido como una lucha histórica por lo excluido, lo no reconocido ni conservado, y difiere de la construcción de lo popular. Lo popular señala garcía Canclini está vinculado a lo premoderno, ubicándolo en el consumo al final del proceso, como simples reproductores de la ideología dominante que promueven la modernidad. Algunos autores como el crítico de Arte Gustavo Buntinx o el sociólogo Félix Reátegui emplean el término “modernidad popular” como equivalente de la “otra modernidad” que aún resulta una categoría oscura e imprecisa para enfatizar el carácter transgresor, residual y emergente, vinculado a lo vulgar y despreciable en la sociedad, lo cual lleva por el camino de la visión defectiva, “construyendo la identidad a partir de nuestras carencias”, como dice de manera crítica Nelson Manrique, y no desde el valor de la cultura burocrática criolla. Los enfoques más frecuentes que se practican sobre la cultura emergente, buscan en muchos de os casos, con una visión romántica, la fidelidad al pasado rural, cerrando los ojos a los cambios generados por la sociedad industrial y urbana, pretendiendo una autonomía sin interacciones con la cultura hegemónica, lo cual genera un “rescate del pueblo”, mas no su reconocimiento.

- La ruptura del lenguaje

El sentido o papel del lenguaje dominante en el proyecto moderno, es fundamental para sostener la hegemonía de la cultura dominante sobre las demás.

Se advierte que en la ruptura del lenguaje está implícita la ruptura de la tradición, pues la pérdida de la capacidad de hablar es la perdida de su ser o, como diría José María Arguedas, la perdida de su alma. Esta aparente ruptura del lenguaje es interpretada por Reynaldo Ledgard (7) como una “ruptura de la tradición”, (8) Si bien es cierto que la oralidad constituye el territorio andino, la cultura emergente no escribe in verbaliza con el estricto rigor del lenguaje dominante, sino que incorpora, asimila y produce variantes con una impronta andina de una manera tan sutil como masiva.

- El sistema educativo

En el plano educativo, la conformación de cuadros profesionales se inicia con un incipiente y minoritario sector que aspiró en su mayoría a ocupar puestos en la burocracia del estado, y que con el transcurrir del tiempo, las nuevas generaciones de migrantes encuentran en la educación una forma de penetrar en mercados restringidos por la discriminación social y cultural. Esto es lo que genera hoy una creciente demanda en el mercado educativo universitario de Lima, lo que nos lleva a la proliferación acelerada de universidades, tan cuestionada por la burguesía limeña. Responde este fenómeno a la existencia de un mercado, que representa la apuesta de esta sociedad emergente por apoderarse de la lengua “oficial”, produciendo sus propios profesionales, con cuadros dirigenciales que les asegure su presencia en la totalidad de las instituciones con distintos niveles de calificación. De modo tal, que la “masificación” de la cultura formal, expresado hoy por ejemplo, en las universidades (que obedece a la demanda del mercado del sector emergente y no a una búsqueda de socializar el conocimiento) nos lleva a una “crisis” nacional en el sistema universitario, crisis en el sentido oficial de la “calidad” educativa y de la ausente generación de conocimiento: pero también nos lleva a generar un primer nivel de acercamiento entre los sectores emergentes y los embrionarios espacios de legitimación cultural y profesional. Por lo cual, la resistencia a la proliferación de universidades en el país, resulta una forma encubierta de frenar en perspectiva el avance de la cultura emergente.

2.2. Aspectos sociales

Cuando nos referimos al sector social emergente, no sería del todo exacto hablar de una burguesía naciente, ni tampoco de portadores de una cultura burguesa, pues este proceso de migración no está vinculado a modos de producción fuertes sino por el contrario son incipientes o precarios, y no existe una relación contrapuesta al campo, sino todo lo contrario, se guardan mas bien vínculos y articulaciones.

Reynaldo Ledgard reflexiona sobre la identidad del migrante, (9) recordando el texto de Arguedas “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, para señalar el problema no resuelto. Ledgard considera que en el texto de Arguedas hay un sutil aliento épico en la larga marcha del migrante hacia “la tierra prometida” con una callada admiración en cumplimiento de sus destino, o por el contrario, una maldición. Maldición que sólo puede ser entendida como tal, desde los intereses de la burguesía limeña, mientras que esa “callada admiración” asumida con resignación, no resulta sino de la intuición de anunciar el nacimiento de la cultura emergente.

- Sus instituciones

La institucionalidad del sector social emergente guarda una relación ambigua con la institucionalidad moderna de las clases altas y medias de las ciudades.

Los pueblos jóvenes y las urbanizaciones populares no calcan el modelo de la ciudad tradicional ni tampoco lo desaparecen. La forma asociativa de la asociación de productores y comerciantes informales, de los clubes de madres, vaso de leche y comedores populares no es la del gremio empresaria, sindical o profesional. La yunza y la feria popular no son equivalentes al club privado y la fiesta social, lo mismo se puede señalar de la cumbia andina, el rock o la salsa, lo que nos lleva a pensar en un nuevo paradigma que coexiste en permanente disputa con los paradigmas de la modernización.

- La informalidad

La sociedad emergente está muy vinculada al concepto de la informalidad urbana, que ha sido abordado de distintas ópticas como las de Hernando de Soto que presenta un sesgo económico y jurídico, o las de Daniel Carboneto, que concentra su atención en el capital social que poseen como organización colectiva. Sin embargo, debemos advertir que ambos enfoques no incluyen el “capital cultural” que toma en cuenta los valores innovadores, creativos y estéticos. Para Carboneto la informalidad urbana se sustenta en el excedente de la mano de obra, que a fin de sobrevivir despliega categorías de autoempleo con niveles muy bajos de capital por hombre. La informalidad es un fenómeno con manifestaciones en las diversas esferas de la vida social, pero con un contenido claramente económico, específicamente laboral, que Carboneto define como: “formas de producción urbana de bienes y servicios hecha con gran creatividad, esfuerzo, sacrificio, pero también explotación, condiciones inhumanas de trabajo, niveles mínimos de estabilidad y seguridad ocupacional” (Carboneto 13).

2.3 Aspectos económicos

El desarrollo económico y cultural en la sociedad emergente no se desarrolla de manera integrada desde sus inicios, sino hasta después que este sector social se consolida económicamente. Esto explica la ausencia de cuadros profesionales, y su carente organización política propia.

Conceptos como el progreso, solidaridad y sentido de dominio no solo está vinculado al tener (económico) sino del poseer (en el sentido animista). La praxis del progreso es de corto plazo y enfrenta el duro presente por el “mañana más tarde”, (10) que siempre es inmediato, con un marcado sentido de sucesión y sacrificio.

2.4. Aspectos políticos

- Democracia y participación política

La democracia representativa sólo le ha generado un uso instrumental y electorero del discurso por parte de algunos políticos que no valoran el rol de este sector emergente en la sociedad peruana. Para Carlos Franco este grupo no ha generado un “discurso” sobre sí mismo, la sociedad y el Estado, articulando organizaciones, programas y estrategias que los conduzcan a la dirección del país. Del mismo modo, no ha sido capaz de generar un sujeto político, quizás debido al carácter pragmático y utilitario del cálculo costo beneficio, lo que explicaría los componentes populistas, que no necesariamente significan hipotecas permanentes a líderes, grupos o partidos. En este punto es importante aclarar que el sector social emergente no se constituye en una clase social, puesto que no ha elaborado aún un discurso sobre sí misma en el país, ni ha creado sus propios instrumentos políticos, para la disputa en la dirección de la sociedad.


Continúa...

Autor: Miguel Angel Vidal Valladolid
Tomado de la revista Arquitextos



junio 10, 2010

CONCEPTOS SOBRE LO EMERGENTE

LO EMERGENTE

- Emerger: Brotar, salir a la superficie. Aparecer en medio de algo. Destacarse de un conjunto. (Dic.)
- Que emerge, que nace, sale y tiene origen en otra cosa. (Dic.)

El concepto emergente explica la totalidad cualitativa de cambios que son generados espontáneamente por un sistema. Las propiedades de este comportamiento se deben a las interacciones entre los diferentes partes del sistema. Este tipo de discurso proviene de las ciencias y en particular de los estudios sobre complejidad (Edgar Morin).

Desde una perspectiva socio-cultural se refiere a un nuevo conocimiento que irrumpe en nuestro contexto (Raymond Williams). Por ejemplo: cuando vemos que regiones o países que no eran parte de la cartografía cultural occidental empiezan a “brillar” o “visibilizarse” en el mapa, se definen como zonas o procesos emergentes, o cuando sectores de la periferia urbana se expresan cultural o artísticamente se definen ya como culturas emergentes.

Desde un punto de vista local, es a partir de las grandes migraciones provincianas ocurridas desde mediados del siglo pasado, que ya se configuran una serie de procesos culturales que diferencian la Lima actual en sectores definidos como dominantes y emergentes. (Matos Mar) (Aníbal Quijano)

Lo emergente en el siglo XXI comparte dos sentidos que no se contraponen sino más bien se pueden estructurar en conjunto:

a) Lo nuevo, en referencia a las nuevas tecnologías informativas y comunicativas, y
b) Los entornos locales socio-culturales de la periferia.

Lo emergente amplifica los avances culturales que emplean conceptos de la ciencia y la tecnología para producir un nuevo tipo de interacción socio-cultural.

En las relaciones entre cambio social y cambio cultural, todo periodo sociocultural posee un dinamismo que se expresa en formas dominantes, residuales y emergentes. Las formas culturales dominantes están íntimamente integradas a los mecanismos sociales de dominación y son el espacio donde se despliega la reproducción cultural, lo residual es la "obra realizada en sociedades y épocas anteriores y a menudo diferentes, pero todavía accesibles y significativas" y lo emergente es "la obra de diversos tipos nuevos (...) accesibles como prácticas", es decir "los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente" (Raymond Williams)(1).
Lo emergente, en tanto nuevo, puede ser objeto de intensiva incorporación (adaptación) sobre todo cuando se trata de valores "alternativos y de oposición"; o puede ser objeto de exclusión y marginación. Las culturas populares urbanas consideran elementos arcaicos, residuales (a veces resistentes, a veces apropiados y adaptados en la dominación) y elementos emergentes (a veces alternativos y opuestos a los valores dominantes, a veces integrados sistemáticamente mediante dinámicas de reconocimiento y expropiación, y muchas veces sencillamente excluidos, rechazados e invisibilizados por la formación cultural dada).


CULTURAS EMERGENTES:

“Hablar de América como una civilización emergente no es una utopía irrealizable: es el único camino que tenemos para asumir nuestra diferencia en términos de un proyecto que nos asegure un lugar digno en el nuevo milenio.
No asumirnos como civilización es aceptar la servidumbre espiritual, conformarnos con ser furgón de cola de Occidente, renunciar al futuro.”

Adolfo Colombres

Son las nuevas culturas que se conforman a partir de la necesidad por mantenerse dentro de la sociedad de manera no “formal”. Se crean gracias a la emergencia de múltiples movimientos sociales que desbordan, a través de sus discursos y prácticas, las tradiciones científicas de perfil autoritario. Son organismos dinámicos y efectivos que impulsan a la integración y fortalecimiento de las asociaciones, desde una identidad compartida como cuerpo con políticas, estrategias y acciones comunes al servicio de la transformación social, en relación a una interculturalidad (Rossana Reguillo).

Resultan de los fenómenos sociales como los desplazamientos internos, las migraciones, las dinámicas sociales y culturales urbanas y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Como una creciente visibilidad de actores, prácticas y representaciones que trastocan los esquemas tradicionales del hacer ciencia y que en su accionar de designados se tornan en designadores. Es decir, señalan con su presencia la multiplicidad de conflictos que la sociedad contemporánea y sus expertos deben analizar. (Por ejemplo, los movimientos indígenas que interpelan al Estado-nación y las formas de la política tradicional)

Según el modelo de Toynbee para la evolución de las culturas (ascenso-culminación-declinación-desintegración), la declinación ocurre cuando una cultura se ha vuelto demasiado rígida en su tecnología u organizaciones sociales para responder el desafío que plantean las cambiantes condiciones.

Durante este proceso de declinación y desintegración, mientras la corriente cultural predominante se petrifica al aferrarse a ideas fijas y patrones rígidos de conducta, aparecen en escena estructuras creativas que transforman algunas de los antiguos elementos en nuevas configuraciones que se vuelven parte de la nueva cultura emergente.

Así, los partidos políticos tradicionales y sus ideologías políticas, las grandes corporaciones multinacionales y la mayoría de nuestras instituciones académicas forman parte de la cultura declinante (dominante).

Mientras la transformación está ocurriendo, la cultura declinante se rehúsa a cambiar aferrándose aún mas a sus ideas caducas, tampoco las instituciones sociales dominantes entregarán su rol directivo a las nuevas fuerzas culturales. Pero su declinación y desintegración serán inevitables, mientras la cultura emergente seguirá ascendiendo y a la larga, asumirá su rol directivo

- En los momentos de transición entre distintos sistemas sociales se dan nuevas formas, o manifestaciones de convenciones sociales, artísticas, etc, -frecuentemente en áreas sociales excluidas por las hegemonías- al mismo tiempo otras que son continuaciones de las anteriores. A esas formas nuevas, Williams las etiqueta como emergentes, mientras que a las que continúan siendo vigentes se las conoce como residuales.

La relación entre formas residuales y emergentes da lugar a procesos complejos y contradictorios en referencia a la cultura dominante, la cual lleva a cabo la formación de una tradición selectiva a partir de procesos de inclusión y exclusión de las formas a su disposición, con la finalidad de reafirmar de manera cultural e histórica los intereses de poder de una clase. La idea del carácter arbitrario de la cultura y de la existencia de una serie de significados escondidos en el pretendido carácter natural de la cultura hegemónica ya fue desarrollada con anterioridad por Roland Barthes, quien, en su texto "Mythologies" (1970) analiza los procesos a través de los cuales los aspectos definitorios de las clases dominantes son universalizados y naturalizados

- Siguiendo la propuesta de Raymond Williams (1994), que explica las relaciones entre cambio social y cambio cultural, todo periodo sociocultural posee un dinamismo que se expresa en formas dominantes, residuales y emergentes. Las formas culturales dominantes están íntimamente integradas a los mecanismos sociales de dominación y son el espacio donde se despliega la reproducción cultural, lo residual es la "obra realizada en sociedades y épocas anteriores y a menudo diferentes, pero todavía accesibles y significativas" y lo emergente es "la obra de diversos tipos nuevos (...) accesibles como prácticas".

- En las formaciones culturales, además de los valores dominantes, están lo arcaico, lo residual y lo emergente. (Williams)
Lo arcaico refiere a aquello que es reconocido como pasado muerto, susceptible de cierta reanimación especializada a través de los museos, la actividad de los folcloristas o el turismo de lo exótico.
Lo residual alude a aquello que, proviniendo del pasado, sigue siendo cultura viva en el presente. Lo residual, en algunos casos, es resistente a la dominación, integra viejos valores y prácticas culturales que de alguna manera son alternativos y hasta opuestos a los valores contemporáneos y dominantes. Pero también habría formas conservadoras de lo residual y maneras en que lo residual es apropiado e incorporado a la cultura dominante.

Y finalmente, habla de Lo emergente, es decir "los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente". Lo emergente, en tanto nuevo, puede ser objeto de intensiva incorporación (adaptación) sobre todo cuando se trata de valores "alternativos y de oposición"; o puede ser objeto de exclusión y marginación. Las culturas populares urbanas consideran elementos arcaicos, residuales (a veces resistentes, a veces apropiados y adaptados en la dominación) y elementos emergentes (a veces alternativos y opuestos a los valores dominantes, a veces integrados sistemáticamente mediante dinámicas de reconocimiento y expropiación, y muchas veces sencillamente excluidos, rechazados e invisibilizados por la formación cultural dada).

- Entender a la cultura moderna como una totalidad, es decir como un sistema de relaciones sociales que sigue un proceso dinámico, es parte de un paradigma cognitivo que surgió en el itinerario ramificado que ha seguido el "sistema-mundo" en el largo período conocido como modernidad o capitalismo, de acuerdo a sus definiciones totalizadoras más logradas. Raymond Williams, uno de los teóricos de la cultura más grandes del siglo XX, captó la dimensión histórica de una formación social específica mediante la conceptualización tripartita compuesta por lo dominante, lo residual y lo emergente.

- Esos tres componentes coexisten y se interrelacionan en el "proceso social real", es decir en el entramado de "experiencias y prácticas activas que integran una gran parte de la realidad de una cultura y de su producción cultural". Para que ese "complejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades" no sea reducido -salvo con una finalidad analítica- a un sistema o a una estructura, resulta más adecuado hablar de "hegemonía".

Este último concepto da cuenta de un proceso mucho más dinámico que el aludido por el de dominación o ideología dominante y, al mismo tiempo, constituye una definición más sustancial y menos trascendental. En palabras de Williams: "...ningún modo de producción y por lo tanto ningún orden social dominante y por lo tanto ninguna cultura dominante verdaderamente incluye o agota toda la práctica humana, toda la energía humana y toda la intención humana".

Por el contrario, en el proceso de formación y constante redefinición de la hegemonía, el orden dominante puede no incluir a lo residual y a lo emergente y, por lo tanto, intentar incorporarlos o simplemente negarlos, excluirlos, reprimirlos y hasta no reconocerlos. Lo residual es lo que ha sido formado en el pasado pero todavía se halla en actividad en el proceso cultural presente. En tanto son "expresadas o sustancialmente verificadas en términos de la cultura dominante", esas experiencias y representaciones pueden presentar una alternativa e incluso una oposición con respecto a la primera.

Como contrapartida, cuando lo activamente residual es incorporado al orden dominante estamos en presencia del "trabajo de la tradición selectiva". Por su parte, lo emergente está constituido por los nuevos significados y prácticas que se crean continuamente y aún no han sido incorporados a la cultura dominante. Mientras que lo emergente mantiene ese carácter potencial o activamente alternativo, lo meramente nuevo implica otra fase en el devenir de lo dominante.

- En su análisis de Gramsci, Williams reconoce el carácter dinámico de la hegemonía, en oposición a las connotaciones potencialmente estáticas de la “ideología”. Consecuentemente, como concepto, la hegemonía conlleva alusiones a la lucha, pero no sucede lo mismo con la ideología. La noción de hegemonía es inherentemente relacional, además de práctica y dinámica. Con las nociones de “dominante”, “residual” y “emergente” que caracterizan las relaciones dinámicas y los contrastes en el interior de una misma cultura, Williams complejiza la noción de hegemonía (consolidada por los rasgos dominantes) enfrentándola con el conjunto de elementos residuales que persisten desde el pasado o los emergentes que se originan en el presente anunciando la aparición de configuraciones nuevas.

La diferenciación de estos rasgos permite contemplar la heterogeneidad constitutiva de los artefactos culturales y artísticos. El reconocimiento de estos elementos residuales y emergentes le sirve de herramienta a Williams para explicar el cambio cultural (y artístico). Mientras necesitamos definir algunas relaciones relativamente estables de dominación y subordinación, tenemos también que examinar muchas de esas relaciones en sus formas más dinámicas. Como vía para analizar esas formas dinámicas, distingue entre las residuales, las dominantes y las emergentes.

- El análisis histórico parte de la necesidad de reconocer la complejidad y las relaciones dinámicas que son intrínsecas al proceso cultural y material. En todo proceso cultural, además de lo "dominante" y lo "efectivo" (y en este sentido de lo hegemónico) están siempre presentes lo "residual" y lo "emergente". Esto se debe a que ningún modo de producción y por lo tanto ningún orden social dominante y por lo tanto ninguna cultura dominante verdaderamente incluye o agota toda la práctica humana, toda la energía humana y toda la intención humana. (Williams 1977).

Mientras lo "residual" se define como un elemento del pasado que se halla todavía en actividad dentro del proceso cultural, lo "emergente" alude a los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente. En la estructura de toda sociedad concreta, y especialmente en su estructura de clases, existe siempre una base social para los elementos del proceso cultural que son alternativos o de oposición a los elementos dominantes. Una nueva clase social constituye siempre una fuente de una práctica cultural emergente. Otra fuente fundamental de lo emergente está dada por el área de la experiencia social excluida por las definiciones de lo dominante.

RAYMOND WILLIAMS:

- Lo EMERGENTE alude a los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente.
- Constituido por nuevas significados y prácticas que se crean continuamente y aún no han sido incorporadas a la cultura dominante.
- Una fuente fundamental de lo EMERGENTE está dada por el área de la experiencia social excluida por las definiciones de lo dominante.
- Lo dominante (o lo hegemónico) esta enfrentado a un conjunto de elementos que persisten del pasado (residuales) o a los EMERGENTES que se originan en el presente anunciando la aparición de configuraciones nuevas.
- El análisis histórico parte de la necesidad de reconocer la complejidad y las relaciones dinámicas que son intrínsecas al proceso cultural y material. En todo proceso cultural, además de lo "dominante" y lo "efectivo" (y en este sentido de lo hegemónico) están siempre presentes lo "residual" y lo "emergente". Esto se debe a que “ningún modo de producción y por lo tanto ningún orden social dominante y por lo tanto ninguna cultura dominante verdaderamente incluye o agota toda la práctica humana, toda la energía humana y toda la intención humana. (Williams 1977)”.
- Raymond Williams insistió en el uso de la noción de “estructuras del sentir” para construir una descripción teórica de “cultura” como el proceso de “interacción”, “conflicto”, tensión incómoda, disturbio, malestar, resistencia, atasco, cruce más o menos violento entre ideología y experiencia. Frente al “modelo social” articulado en expectativas, convenciones, ideas y actitudes valoradas y disponibles (“lo que se piensa que se está viviendo”), la literatura o el arte emergen como la configuración material de lo que -fuera de esas articulaciones- se está experimentando, siempre disimétrico o divergente respecto de lo hablado y de lo decible en la medida en que las relaciones sociales nunca son otra cosa que prácticas de sujetos históricos, vidas en proceso, amenazas siempre activas de la desujeción y la incertidumbre.

ROSSANA REGUILLO:

- En el plano de la cultura, la interconexión planetaria (globalización o mundialización) ha vuelto visibles representaciones, prácticas, actores y problemas que, obedeciendo a su propia lógica de configuración histórica, se constituyen, no obstante, en “novedad” no en sí mismos sino en relación con las preguntas que generan y con la crisis de la supuesta racionalidad universal.
- Y ha sido la enorme fuerza de las llamadas minorías culturales (mujeres, indígenas, jóvenes, homosexuales, migrantes, etc.) la que en este fin de siglo ha desplazado la discusión de lo que los teóricos de los movimientos sociales denominaron “el conflicto central” de las sociedades hacia una reconceptualización que comenzó por señalara que los “nuevos” movimientos se organizaban en torno a lo que Habermas llamó “las gramáticas de la vida”. Es decir, conflictos diversos cuyo sentido está anclado en reivindicaciones culturales. Son los márgenes los que en forma simultánea le dan contorno al centro y lo cuestionan...
- Así, y a pesar del reconocimiento de su deuda con los estudios de los movimientos sociales, que han aportado no sólo temas sino también una mirada particular que le ha dado espesor a los estudios de la cultura, en lo que concierne al tema que aquí se discute se ha optado por el término “culturas emergentes”.
- Éste resulta pertinente para la discusión de la problemática que al saber científico le plantea la creciente visibilidad de actores, prácticas y representaciones que trastocan los esquemas tradicionales del hacer ciencia y que en su accionar, de designados se tornan en designadores.

JOSE MATOS MAR:

- En la gesta y en la lucha de las grandes masas de población emergente y urbanizadora que desde la década de 1950 cambiaron la faz del Perú, acabando con la preponderancia del mundo rural y dejándolo en una serie crisis, vigorizando la costa como región y dándole un nuevo rostro a las ciudades del país y, en especial, a la gran Lima, radica una de las bases de la nueva realidad que vive el Perú.
- Desde entonces, el desborde popular ha sido parte de un proceso de alcance mayor. Contagió y estimuló, fue rebosante y expansivo, fue aleccionador y explosivo, al impregnar su actitud contestataria y solidaria-comunitaria a los sectores sociales, culturales, políticos y económicos de las ciudades, de la costa y del país.
- Los sectores populares migrantes a la gran Lima convirtieron a las barriadas en barrios populares y luego en distritos formales, aunque diferenciados socio-económicamente, agrupados por su ubicación geográfica en áreas compactas conocidas como conos. En veinte años estos tienen otra dimensión y otro rostro, manifiestos en su modo de vivir diferente al de la Lima Tradicional.
- Están articulados en torno a tres grandes ejes de comunicación: la Panamericana Norte, La Carretera Central y la Panamericana Sur y cubren tres valles: Chillón, Rímac y Lurín. En su nuevo hábitat han ganado, por su volumen de población, por su extensión geográfica y compacta, por su presencia y singularidad, un sitial propio, prominente y exitoso en la gran ciudad limeña.
- El CONO NORTE, correspondiente al crecimiento poblacional iniciado en la década de 1960, posee hoy una población estimada en 2.095.025 hab., 26% de la población total de Lima Metropolitana.
- El CONO SUR, correspondiente a la década de 1970, tiene 1.336.142 pobladores, 16,6% de la población limeña.
- El CONO ESTE, consolidado en la década de 1980, tiene 1.573.028 hab., el 19,5% de la población metropolitana.
- En total, 5.004.205 habitantes. Es decir, el 62,1% de la población de Lima Metropolitana habita en estas vastas áreas que la población migrante urbanizó desde la década de 1940. Con ella el rostro residencial limeño cambió.
- A la Lima Tradicional se agregó la Lima Opulenta y la Lima de los Conos.
- Establecido en su hereditaria condición de intermediario, el Perú oficial sufre, sin embargo, el debilitamiento provocado por la doble crisis, nacional e internacional. La Lima Metropolitana y el Perú persisten en su marginalidad urbana, económica, social y cultural por causa de la incapacidad del Estado y los organismos públicos para financiar una expansión de servicios y un programa nacional de desarrollo, a la medida de las necesidades generadas por el crecimiento de la población y los cambios de las décadas recientes. En estas condiciones, se enfrenta al desborde multitudinario de las masas, que se organizan y rebasan toda capacidad de control por parte de los mecanismos oficiales, creando las bases de una emergente estructura paralela.
- Se abre paso una nueva cultura peruana en formación. Sufre evidentemente la influencia de los contenidos de la cultura oficial, pero escapa ya de su control y gravita fuertemente hacia lo andino. Sus portadores son la masa urbana.
- El proceso en marcha corroe y disuelve la vieja ilusión criolla de la identidad nacional y pone en tela de juicio las estructuras institucionales del Estado-Nación.
- La acción creciente de las masas emergentes y la gradual cristalización de sus estilos organizativos, económicos, culturales y políticos, así como la creciente paralización del aparato del Estado…son indicadores de que…La respuesta no podrá formularse eficazmente en otros términos que los de una reforma profunda de la estructura del Estado y una redefinición de la identidad nacional peruana en la cultura.
- El Perú oficial no podrá imponer otra vez sus condiciones. Deberá entrar en diálogo con las masas en desborde, para favorecer la verdadera integración de sus instituciones emergentes en el Perú que surge.



Wilder Ramos 
C.H.O.L.O. 
Ventanilla, Junio del 2008.