mayo 05, 2011

EL PROYECTO MODERNO Y EL “PROYECTO” DE LA CULTURA EMERGENTE EN LIMA

1.- La cultura emergente

El “proyecto moderno” universaliza la manera particular en que occidente se valora, autopercibe y organiza, o como dice Nicolás Casullo, es una suerte de autoconciencia ”…que hace consciente la modernización del mundo” (Casullo 11), debido a que el mundo es la representación que nos hacemos de él. El proyecto de la modernidad se entiende así mismo como universalmente válido para todo hombre y todo pueblo, imponiéndose a otras culturas de manera coercitiva.

Un punto de partida para analizar los alcances de “proyecto” de la “cultura emergente”1 en Lima, es el formularse preguntas como ¿el proyecto moderno tiene o no categorías válidas para enfrentar el estudio del mundo periurbano de la cultura emergente?, o ¿es necesario elaborar nuevas categorías para entender la lógica de un proyecto no enunciado explícitamente?, poniendo en cuestión el hecho mismo, de ser necesario el construir un “proyecto” para la sociedad emergente.

En este ensayo las reflexiones sobre el “proyecto” moderno de la cultura emergente en Lima, me llevan a presentar una estructura alternativa a las empleadas convencionalmente para analizar la modernidad, manteniendo ciertas componentes y categorías comunes, y enunciando otras que no se ajustan a la lógica del mundo moderno, que caracterizan a la cultura emergente y se manifiestan en su “praxis del progreso”. Un enfoque como el que se pretende no se centra en la en la definición del sujeto social urbano, sino en el colectivo como unidad de análisis, confrontando el “discurso”(4) de las libertades y el civilizatorio, con la praxis del progreso. Establecer como unidad de análisis lo colectivo nos acerca a entender la sociedad como un proceso que registra aspectos no impregnados necesariamente en el sujeto social, presentándonos una lógica divergente de la concepción moderna de lo individual.

1.1 Definiciones preliminares

El estudio de la cultura emergente en Lima, nos permite describir su proyecto y ensayar interpretaciones alternativas al proyecto moderno. Con el término de “cultura emergente” me refiero a la cultura híbrida que resulta del proceso de migración del hombre andino que va del campo a la ciudad. La hibridización es la quiebra y mezcla, del orden y organización de los sistemas culturales y la desterritorialización de los procesos simbólicos, generando una mutación integral en el hombre andino migrante, que lleva a la construcción progresiva y lenta de una nueva ciudad “emergente”, culturalmente distinta con maneras diferentes de administrar su territorio y arquitectura.

La cultura emergente es el resultado del proceso de urbanización de la cultura agraria, sustentada en la ruptura de la identidad, fundada en su tradición. La modernidad nunca instalada del todo en el Perú, generó un nuevo proyecto para el sector social trasgresor de la tradición y generador de una nueva identidad, sostenida en sus raíces andinas y su alienación moderna. La marginación fomentada por la cultura hegemónica es un instrumento para reprimir, retrasar o extinguir esa identidad naciente en la cual el migrante es un transformador siempre fundacional, al que no le es imprescindible la seguridad de la tradición, para construir un proyecto valorando el futuro inmediato y concreto como sucesión.

La migración para Franco es el acto o proceso fundador de la “otra modernidad” en el Perú, siendo el sujeto moderno la “plebe urbana”, denominación de la categoría que sugiere un tono, por lo menos despectivo, razón por la cual haré uso del término “cultura emergente” o “sector social emergente”, asumiendo en parte la terminología que adpota Eduardo Arroyo cuando habla del “cholo emergente”, no en el sentido peyorativo que las clases dominantes han dado a ese término, sino refiriéndose al hombre andino ajustado a un nuevo espacio en medio de nuevas relaciones “…Este cholo emergente era la síntesis viviente de una cultura urbana” (Arroyo 80).

Una distinción terminológica como la limeñidad, servirá a Eduardo Arroyo (5) para hacer formulaciones de mucho interés. La limeñidad para Arroyo es fundamentalmente una ideología, diferenciando la “vieja noción de limeñidad” que deja de ser un proceso cerrado, de verdades afirmadas por siempre, con un incesante proceso de demolición y construcción simultáneo. Arroyo denominará la “cultura chola” como un proyecto con voluntad de ser, donde el sujeto urbano es producto de diarias decisiones con un presente permanente; y el proceso de “cholificación” lo definirá como el paso “…de campesino a obrero que dada la incipiente industrialización, la gran mayoría autocreó sus formas de supervivencia popular urbana, impulsando el comercio ambulatorio” (Arroyo 79).

1.2. La cultura emergente y su relación con la sociedad contemporánea.

Considero importante advertir mi discrepancia con quienes ensalzan la apología de la individualidad y el fin de las clases sociales, inspirada en las visiones posmodernas. En mi opinión, el sentido por lo colectivo no ha sido cancelado, sino que la sociedad contemporánea asiste a una redefinición de organizaciones sociales que atraviesan transversalmente el actual orden social, generando la conformación de nuevos grupos de poder, como por ejemplo (en orden aleatorio) las etnias, la cultura, el género femenino, el conocimiento, los nuevos modos de producción, los informales, la pequeña y micro empresa, entre otros. Algunos de estos cambios, explican por ejemplo la crisis actual de los, cada vez menos representativos, partidos políticos en el Perú, o en Sudamérica, el surgimiento del Proyecto Quechua – Aymara, sustentado en las bases culturales de un grupo étnico contestatario a la exclusión del proyecto moderno.
1.3. La cultura emergente en Lima

La migración social iniciada en los 50 es reconocida para Franco como un proceso fundamentalmente nuevo y distinto, pues los migrantes de los 50 en adelante son un contingente masivo, y como el mismo señala: “…provinieron en su vasta mayoría de las comunidades campesinas y de las familias de siervos, peones y yanaconas de las haciendas situadas en las provincias mas pobres, en los valles interandinos y en los pisos ecológicos más altos de los Andes” (Urbano 193,194).

La ruptura de la sociedad rural se ha explicado con la migración, a partir del proceso de modernización, como un efecto del poder atractivo de Lima por la aparición de la industria y sus expectativas. También se ha visto como la expulsión de la sociedad rural, en razón del conflicto de crecimiento demográfico de la población andina y la escasez de las tierras distribuibles, a lo que debemos sumar los rigores extremos de la servidumbre campesina.

La fundación de la “cultura emergente” se ha basado en la ruptura de la sociedad rural, en la liberación de la subjetividad campesina y provinciana de los lazos de la tradición, modificando la percepción del territorio, construyendo la cultura del camión interprovincial, implementando la experiencia moderna del partir y del llegar, acercando lo lejano y desconocido, que en términos del andino migrante, lo expresa en la frase “aquicito no más”. El tiempo se convierte en un instrumento, adquiriendo una conciencia simultánea que funde el pasado con el futuro en una experiencia permanente y presente. Su visión prospectiva es inmediata y concreta, pues el pasado cede lugar al futuro, pero no al futuro en el sentido moderno, sino como “mañana”.

En la sociedad limeña existe un velado carácter dialéctico de confrontación entre la clase dominante y el sector social emergente, expresado en la expansión cultural que ejercen de manera recíproca ambos sectores sociales. La cultura emergente, en clara desventaja, se desarrolla a contrapelo de la cultura hegemónica, superando sus resistencias y oponiendo a la marginación y el racismo, valores como el “orgullo” por su territorio natal, lo cual no significa que el origen de una, este construida en la antípoda de la otra. Otros enfoques como los de Carlos Franco, resultan esquivos frente al tema, pues presentan al migrante en una actitud conciliadora, como alguien que no invade la ciudad, sino que una vez verificada la mayor posibilidad de internarse en ella, la ensancha, desplazándose y desarrollándose en sus márgenes. Este ensanchamiento al que se refiere Franco es la aparición de las barriadas, como un híbrido entre lo moderno y lo andino, definido más francamente en el ámbito urbano, por el arquitecto Jorge Burga Bartra como “invasión periférica” en la cual se articula la imposición del modelo de la urbanización, con la aspiración de seguir con la arquitectura de los sectores medios y ricos como fue la casa chalet.
2. Algunos aspectos de la cultura emergente

2.1. Aspectos culturales

La construcción de la cultura emergente es fundamentalmente cultural y ha sido asumido como una lucha histórica por lo excluido, lo no reconocido ni conservado, y difiere de la construcción de lo popular. Lo popular señala garcía Canclini está vinculado a lo premoderno, ubicándolo en el consumo al final del proceso, como simples reproductores de la ideología dominante que promueven la modernidad. Algunos autores como el crítico de Arte Gustavo Buntinx o el sociólogo Félix Reátegui emplean el término “modernidad popular” como equivalente de la “otra modernidad” que aún resulta una categoría oscura e imprecisa para enfatizar el carácter transgresor, residual y emergente, vinculado a lo vulgar y despreciable en la sociedad, lo cual lleva por el camino de la visión defectiva, “construyendo la identidad a partir de nuestras carencias”, como dice de manera crítica Nelson Manrique, y no desde el valor de la cultura burocrática criolla. Los enfoques más frecuentes que se practican sobre la cultura emergente, buscan en muchos de os casos, con una visión romántica, la fidelidad al pasado rural, cerrando los ojos a los cambios generados por la sociedad industrial y urbana, pretendiendo una autonomía sin interacciones con la cultura hegemónica, lo cual genera un “rescate del pueblo”, mas no su reconocimiento.

- La ruptura del lenguaje

El sentido o papel del lenguaje dominante en el proyecto moderno, es fundamental para sostener la hegemonía de la cultura dominante sobre las demás.

Se advierte que en la ruptura del lenguaje está implícita la ruptura de la tradición, pues la pérdida de la capacidad de hablar es la perdida de su ser o, como diría José María Arguedas, la perdida de su alma. Esta aparente ruptura del lenguaje es interpretada por Reynaldo Ledgard (7) como una “ruptura de la tradición”, (8) Si bien es cierto que la oralidad constituye el territorio andino, la cultura emergente no escribe in verbaliza con el estricto rigor del lenguaje dominante, sino que incorpora, asimila y produce variantes con una impronta andina de una manera tan sutil como masiva.

- El sistema educativo

En el plano educativo, la conformación de cuadros profesionales se inicia con un incipiente y minoritario sector que aspiró en su mayoría a ocupar puestos en la burocracia del estado, y que con el transcurrir del tiempo, las nuevas generaciones de migrantes encuentran en la educación una forma de penetrar en mercados restringidos por la discriminación social y cultural. Esto es lo que genera hoy una creciente demanda en el mercado educativo universitario de Lima, lo que nos lleva a la proliferación acelerada de universidades, tan cuestionada por la burguesía limeña. Responde este fenómeno a la existencia de un mercado, que representa la apuesta de esta sociedad emergente por apoderarse de la lengua “oficial”, produciendo sus propios profesionales, con cuadros dirigenciales que les asegure su presencia en la totalidad de las instituciones con distintos niveles de calificación. De modo tal, que la “masificación” de la cultura formal, expresado hoy por ejemplo, en las universidades (que obedece a la demanda del mercado del sector emergente y no a una búsqueda de socializar el conocimiento) nos lleva a una “crisis” nacional en el sistema universitario, crisis en el sentido oficial de la “calidad” educativa y de la ausente generación de conocimiento: pero también nos lleva a generar un primer nivel de acercamiento entre los sectores emergentes y los embrionarios espacios de legitimación cultural y profesional. Por lo cual, la resistencia a la proliferación de universidades en el país, resulta una forma encubierta de frenar en perspectiva el avance de la cultura emergente.

2.2. Aspectos sociales

Cuando nos referimos al sector social emergente, no sería del todo exacto hablar de una burguesía naciente, ni tampoco de portadores de una cultura burguesa, pues este proceso de migración no está vinculado a modos de producción fuertes sino por el contrario son incipientes o precarios, y no existe una relación contrapuesta al campo, sino todo lo contrario, se guardan mas bien vínculos y articulaciones.

Reynaldo Ledgard reflexiona sobre la identidad del migrante, (9) recordando el texto de Arguedas “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, para señalar el problema no resuelto. Ledgard considera que en el texto de Arguedas hay un sutil aliento épico en la larga marcha del migrante hacia “la tierra prometida” con una callada admiración en cumplimiento de sus destino, o por el contrario, una maldición. Maldición que sólo puede ser entendida como tal, desde los intereses de la burguesía limeña, mientras que esa “callada admiración” asumida con resignación, no resulta sino de la intuición de anunciar el nacimiento de la cultura emergente.

- Sus instituciones

La institucionalidad del sector social emergente guarda una relación ambigua con la institucionalidad moderna de las clases altas y medias de las ciudades.

Los pueblos jóvenes y las urbanizaciones populares no calcan el modelo de la ciudad tradicional ni tampoco lo desaparecen. La forma asociativa de la asociación de productores y comerciantes informales, de los clubes de madres, vaso de leche y comedores populares no es la del gremio empresaria, sindical o profesional. La yunza y la feria popular no son equivalentes al club privado y la fiesta social, lo mismo se puede señalar de la cumbia andina, el rock o la salsa, lo que nos lleva a pensar en un nuevo paradigma que coexiste en permanente disputa con los paradigmas de la modernización.

- La informalidad

La sociedad emergente está muy vinculada al concepto de la informalidad urbana, que ha sido abordado de distintas ópticas como las de Hernando de Soto que presenta un sesgo económico y jurídico, o las de Daniel Carboneto, que concentra su atención en el capital social que poseen como organización colectiva. Sin embargo, debemos advertir que ambos enfoques no incluyen el “capital cultural” que toma en cuenta los valores innovadores, creativos y estéticos. Para Carboneto la informalidad urbana se sustenta en el excedente de la mano de obra, que a fin de sobrevivir despliega categorías de autoempleo con niveles muy bajos de capital por hombre. La informalidad es un fenómeno con manifestaciones en las diversas esferas de la vida social, pero con un contenido claramente económico, específicamente laboral, que Carboneto define como: “formas de producción urbana de bienes y servicios hecha con gran creatividad, esfuerzo, sacrificio, pero también explotación, condiciones inhumanas de trabajo, niveles mínimos de estabilidad y seguridad ocupacional” (Carboneto 13).

2.3 Aspectos económicos

El desarrollo económico y cultural en la sociedad emergente no se desarrolla de manera integrada desde sus inicios, sino hasta después que este sector social se consolida económicamente. Esto explica la ausencia de cuadros profesionales, y su carente organización política propia.

Conceptos como el progreso, solidaridad y sentido de dominio no solo está vinculado al tener (económico) sino del poseer (en el sentido animista). La praxis del progreso es de corto plazo y enfrenta el duro presente por el “mañana más tarde”, (10) que siempre es inmediato, con un marcado sentido de sucesión y sacrificio.

2.4. Aspectos políticos

- Democracia y participación política

La democracia representativa sólo le ha generado un uso instrumental y electorero del discurso por parte de algunos políticos que no valoran el rol de este sector emergente en la sociedad peruana. Para Carlos Franco este grupo no ha generado un “discurso” sobre sí mismo, la sociedad y el Estado, articulando organizaciones, programas y estrategias que los conduzcan a la dirección del país. Del mismo modo, no ha sido capaz de generar un sujeto político, quizás debido al carácter pragmático y utilitario del cálculo costo beneficio, lo que explicaría los componentes populistas, que no necesariamente significan hipotecas permanentes a líderes, grupos o partidos. En este punto es importante aclarar que el sector social emergente no se constituye en una clase social, puesto que no ha elaborado aún un discurso sobre sí misma en el país, ni ha creado sus propios instrumentos políticos, para la disputa en la dirección de la sociedad.


Continúa...

Autor: Miguel Angel Vidal Valladolid
Tomado de la revista Arquitextos