marzo 03, 2010

¿Criollos o Cholos? inventando la peruanidad

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los procesos que crean paulatinamente las condiciones de su emergencia son las migraciones campesinas que desbordan la ciudad y el estado criollo durante los años sesenta y setenta. Tambien la revaloración de lo indígena alentada por las reformas del general Velasco Alvarado, pero sobre todo la experiencia de crisis general y guerra interna vividas en los años ochenta e inicios de los noventa.
La identidad chola como un nuevo intento histórico de crear vínculos, prácticas e identificadores comunes entre los heterogéneos grupos de peruanos, solo fue posible luego de que estos procesos exacerbaran la necesidad de sentirse parte del colectivo nacional.
En este proceso convergen la revaloración de nuestra memoria histórica de nuestro glorioso pasado incaico, producto de la expansión de la educación pública, con la sensación de perdida de viabilidad como país que produce la guerra interna terrorista y fraticida donde nadie gana y todos pierden. Guerra que incluso hizo que los paises vecinos empezaran a trabajar con la hipótesis geopolítica de un posible colapso del Estado peruano y la libanización de nuestro territorio.
No hay que olvidar, además, que en esta guerra Sendero se proponía como una vía de realización colectiva para muchos individuos excluidos del funcionamiento del sistema, promesa de trascendencia que hoy no existe.
La identida chola que reclama para sí el pasado andino con la exacerbación al progreso individual mediante la laboriosidad y la informalidad se propone como síntesis y superación de este período conflictivo. Una respuesta desde los sectores urbano populares o nuevos limeños a la búsqueda de la peruanidad.
No hay que confundir: no se trata de una identidad de migrantes recién llegados, de paisanos que tenían que luchar contra los estigmas negativos para hacerse de un lugar en la ciudad. No son las masas quechuablantes que siguen a las princesitas o jilgueritos en los coliseos o clubes provinciales.
Por el contrario, son los hijos y nietos de migrantes, los denominados nuevos limeños que recorren las polvorientas calles de la ciudad, luchando algunos por la sobrevivencia y encontrando vías, no siempre santas, de movilidad y progreso individual y familiar.La identidad chola es urbana mestiza e individual pero al mismo tiempo híbrida al entretejer elementos y símbolos provenientes de distintas matrices etno-culturales.
La diferencia con la cultura criolla es que la choledad tiene como columna vertebral a lo andino y serrano en una especie de tropicalización de los Andes pero en Lima, con la Tecnocumbia tanto en los conos como en Larcomar y con sensuales meneítos y plumas en la cabeza que desconocen nuestros compatriotas de sierra y selva.Lo cholo no se propone como una cultura de participación firmemente organizada en un corpus de prácticas y símbolos excluyentes.
Es una cultura más inclusiva que la criolla porque si bien ambas son urbanas, mestizas y apuestan por la moderniad de Occidente, la cultura chola es al mismo tiempo serrana, costeña e incluso selvática. por tanto expresa una identidad más ambigua y vaga en sus contenidos de manera que crea múltiples posibilidades de sentirnos peruanos.Mirando el siglo XXI la pregunta es si este nuevo intento tendrá exito en crear un nosotros lo suficientemente inclusivo para que quepamos todos.
Para ello deberá seguir transformándose hasta vencer los naturales recelos que nos separan o debemos estar listos a ser testigos de nuevos intentos que den consistencia ciudadana a nuestra rica e invalorable diversidad.


Aldo Panfichi
¿Criollos o Cholos? inventando la peruanidad




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